lunes, 14 de marzo de 2016

Héroe que solo discurre entre los límites anchos de la fábula

El familiar del torvo Dante ajustaba con el héroe que sólo discurre holgado entre los límites anchos  de la fábula. No se decanta al hosco ejecutor de la guerra a muerte sin el azufrado tinte y el cavernoso  terror de la Divina Comedia (...)
Hijo insumiso en medio de familia de tono, calavera predestinado, de los que satisfacen con hazañas y tesoros e imperios el resentimiento maternal de la patria, segundo Lord Clive, muy digno de que otro Macaulay lo celebrase en historia anecdótica y risueña (...)
Mas no lo iguala en aquella venturosa plenitud de campeador y de esposo de Jimena; no se divide  entre el campamento y la familia, entre la ardiente Iliada y la doméstica Odisea.
La guerra es situación anómala, donde es más bochornoso el robo y se disculpa el homicidio. Bermúdez no se enriquece con el botín, a pesar de que su brazo impulsa a toda hora la contienda. Muestra el desinterés y la invulnerabilidad de algún dios batallador en setentrional mitología (...)
Las honras consuetudinarias desdicen del soldado excesivo. Su sepulcro debiera ser el de un caudillo celta: el túmulo de rocas a la orilla del mar o en desnuda cima. El laurel, demasiado escolar y  extranjero, no conviene con la frente del paladín desorbitado y sencillo. En nuestro clima abunda el árbol que lo premie y lo recuerde, el que simboliza su estatura, asombró su cuna y arrulló su sueño: la vertical palma sonante, cuyo engreimiento se repite en los trofeos que multiplicó su espada.

p. 65

Vindica la operación de González, que abre el umbral dantesco para entrar en la guerra a muerte: hace falta tinte azufrado y terror cavernoso para decantar a los ejecutores de la guerra a muerte. La teoría sobre la crueldad y el heroismo se refuerza, y también el modelo del héroe sin familia, ¿solterón? Tanto Macaulay como Clive participaron en las guerras coloniales británicas en la India. La imagen del sepulcro de Bermúdez es un símbolo del heroismo ramosucreano: la palma aristocrática, y las rocas en el borde de lo desmesurado. También redunda la homologación en la serie con héroes europeos.
"Hijo insumiso en medio de familia de tono" > "El temperamento del joven Clive se había vuelto indomable y tanto sus progenitores como los maestros que se ocupaban de su formación se desesperaban a causa de su fogosidad. Fue pasando de una escuela a otra, renegando de los libros y prefiriendo embarcarse en escandalosas y arriesgadas aventuras. Se cuenta que una vez escaló la torre de un campanario, gritando e intentando asustar a la gente que pasaba, peligrosamente colgado de una de las gárgolas."

Juan Montalvo sobre Bolívar, dice Bermúdez "atrevido, turbulento, sedicioso": http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/juan-montalvo--0/html/00096d8c-82b2-11df-acc7-002185ce6064_15.html
 

Otra mirada sobre la guerra

La guerra es labor y profesión de empírico, según el reposado fallo del Mariscal de Sajonia. El  alumno del campamento y del combate quiebra fácilmente las alas al técnico adocenado y pedante. El  azar preside las hostilidades, ensalza la conjetura, burla el cálculo.
La campaña presenta situaciones que se suceden sorprendentes y diversas. Requiere por tanto a cada paso astucia instantánea, originalidad brusca. Derrota la teoría preconcebida, la erudición encastillada y minuciosa.
(...) Los generales de atrevimiento juvenil, los soldados de zafia energía aprendieron el arte jamás  escrito de vencer en la escuela de atribuladas campañas, por el consejo del entusiasmo, como por el de una deidad (...)
No tiene mucho valor la habilidad previa que alguno de ellos lograra en el servicio de la rudimentaria milicia colonial ni la atrasada teoría aprendida en el trato con jefes peninsulares, si se las compara con la práctica depurada en medio del exterminio, en la alternativa de la victoria y del desastre.
Anzoátegui es honroso ejemplar en la falange ambiciosa, inexperta e imberbe (...)
[Bolívar] Había recogido y armonizado, sin lastimarse, aquel carácter con otros varios para la sola  empresa. Con el mismo objeto de ahuyentar la noche, combina el sagaz campesino las virtudes  diferentes de los árboles, al desgajar sus ramas para una sola antorcha.

Una mirada que entra en tensión con la concepción del heroismo y el soldado "En la muerte de un héroe". El azar, el entusiasmo, la "falange ambiciosa, inexperta e imberbe", el "arte jamás escrito", se oponen al cálculo, la teoría, la "erudición encastillada y minuciosa". Abre el texto con una idea del Mariscal de Sajonia, en un gesto que visibiliza esa relación de escritura al margen de la historia europea que señala rama.

Escipión

Cartago se doblega bajo el desastre. Escipión la amenaza con apretado cerco. La juventud ha caído  con lástima en España, el país amontado y fiero, de cuyas guerras no se vuelve (...)
La vergüenza de haber cedido redobla el patriotismo de Escipión. Ante el cadáver de la víctima, alaba a la fortuna que allana definitivamente su camino.

En un pasaje heroico de la antigüedad, los héroes en acción dan cuenta de la naturaleza heroica, en un tablado remoto.

Intrépidos heraldos

Dos poetas, Schiller y Shelley, a mutua distancia de treinta años, albergan y retratan el sentimiento  humanitario de aquellos días ardientes. Los dos descontentos, nebulosos y oratorios. Intrépidos  heraldos, videntes irritados, bajo el cielo tormentoso y enigmático sostienen y vibran en la diestra un haz de rayos.
p. 41

En un texto sobre el movimiento literario y filosófico que da lugar al romanticismo (Sturm Und Drang) el poeta dedica la mayor parte a hablar del estremecimiento de los hechos históricos y la naturaleza de los países (Inglaterra, Francia y Alemania). Su ponderación del lugar de los poetas puede leerse como un modelo de lo que él mismo asume para su momento.

Fuerza profunda del linaje

La crítica mezquina halla su más frecuente ocasión en el humor díscolo y altanero de los héroes. No  descubre allí la fuerza profunda del linaje, la suficiencia individual, el confiado arrojo que hizo del  abuelo español la consternación y la pesadilla del mundo (...)
Se olvida que muchos entraron iguales a la lid; que los separaba el más contrastado interés; que los  acontecimientos habrían de traer con la prueba de las aptitudes la escala de la jerarquía; que los  ánimos porfiados, finalmente sometidos, acreditan el genio de Bolívar; que en la escena de duelo desentonaba, más que el amoroso pastor, el rebaño de las bestias pacíficas (...)
Para los mansos la medalla de buena conducta; para nuestros héroes el monumento elevado y la estatua perenne (...) El los arrastra finalmente, y con tan digno séquito, como de bravos cóndores, preside la mitad del mundo desde el pico más alto y nevado de Los Andes.

Da cuenta de las omisiones de la historia, de lo que considera olvidado o relegado en la mirada del pasado. Contrasta con la vindicación de la desmesura, la ponderación del sometimiento de los ánimos porfiados. Connota el Delirio sobre el Chimborazo

Vida desproporcionada y libre

Venezuela debe lo principal y más duradero de su crédito a la valentía de aquellos militares que con el siglo diez y nueve surgieron apasionados e indóciles (...) Nunca fue su norte el renombre de pacato y de honorable, lazo de incautos. Todos eran hombres ingenuos y violentos, de vida desproporcionada y libre (...)

El poeta señala la falta de "entusiasmo adivinador de los poetas" cuando se "romple el sigilo de su sepulcro y turba el sueño de sus cenizas". Son "eruditos apergaminados y dispépticos" a quienes les despierta la venganza; y los "incoloros" a quienes les suscita la saña.
 

Guerrero descomunal

José Francisco Bermúdez de Castro, el guerrero descomunal que en los muros humeantes de Cartagena cerró el paso a don Pablo Morillo con la espada del Cid.

p. 21

¿Cómo convive el guerrero descomunal en el mismo modelo de la acompasarse con la "disciplina y con la espera de lucidos lances"?